sábado, 26 de septiembre de 2009

Carta



Habían pasado muchos días que no pensaba en eso. En lo que nos pasó. Me haces falta. Extraño tus palabras. Me hacen falta las llamadas a las 2 am, las conversaciones, los silencios que decían mucho mas de lo aparente. Ya no hay mas jugos de patilla, no hay mas fotos compartidas, ni mas poncigues. Extraño tus manos y oír la canción que sonaba cuando llamabas. Tu forma de hablar y la manera tan particularmente verde en que ves el mundo. No tiene caso buscar culpables. Creo que en fondo cada uno tiene su cuota de culpa. Por inmaduros, por apresurados, por no hablar a tiempo, o por hablar de mas. Lo cierto es que ha pasado casi un año, durante el cual he vivido muchas cosas, buenas y malas, y he conocido gente muy chévere, que han hecho que se sienta menos el vacío. En varias oportunidades intenté recuperar lo que sabía perdido. Creo que tu no funcionas como la mayoría de las personas. Hace falta mas para llegar a ti, destacarse, salirse de los parámetros regulares.
Finalmente, después de mucho esperar, de mucho desear retroceder el tiempo, de muchas palabras que nunca dije y cosas que nunca hice, me resigné a haberte perdido. Me golpeó la realidad que ya no estabas en mi vida y que no había mucho mas que pudiera hacer para regresarte a ella. Y vaya que dolió. Creo que como dicen por ahí, el primer paso siempre es aceptarlo. Yo ya lo acepté. Me conformo con imaginar que eres feliz y saber que yo soy feliz, aunque no podamos compartirlo. Me quedo con los recuerdos, con los chistes, con las palabras que nunca dijimos y con las que si, me quedo con la alegría de saber que construimos una amistad muy valiosa, que como toda relación, llevó trabajo, algunos sacrificios, y muchas risas construir. Me quedo con la crema de coco, las primeras aproximaciones, la foto de the devil y con el concierto de Jorge Drexler… yo digo que el tiempo borra la huella de una mirada, mi zamba dice no hay huella que dure mas en el alma…
En un punto decidí bloquearte de mi corazón para no extrañarte tanto, y en el camino me di cuenta que puedo vivir sin ti. Y aunque no quiero hacerlo, estoy segura que ya no quiero sentirme mal al respecto. El tiempo dirá si al final nos valió lo dolido. Sabes que las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti, tu amistad me presentó un mundo que estaba negada a ver, a un mundo mas amigable, mas culto y mucho mas divertido. Esa amistad que nos une todavía es tan especial, que no estoy dispuesta a olvidarme de ella. Pase lo que pase; Pero por los momentos, son mas fuertes las heridas. Duelen mucho los silencios. Duele la ausencia, me duele saber que no pudiste aceptar tu parte de responsabilidad, y mas aun que no estés dispuesto a ceder para recuperar algo de lo que éramos. Duele la indiferencia. Y mucho mas de lo que te puedas imaginar. Me rindo. Ya no insisto mas. Tal vez en el futuro puedas leer éstas líneas, y finalmente cerraremos el capítulo, bien sea comenzando uno nuevo o engavetándolo como un recuerdo. Ahora está en tus manos.